Cuando Te Pasa Algo Malo


 

Cuando Te Pasa Algo Malo

Recientemente contraté que se hiciera un trabajo de mantenimiento en mi casa. Resultó ser una catástrofe. Imagínese que una semana y media después, todo lo que esta persona había comenzado todavía no estaba hecho y, además, él o su compañero de trabajo habían cortado incorrectamente el piso, lo que significaba que tenía que gastar unos cientos de dólares para volver a comprarlo. él no tenía el dinero para volver a comprarlo. Como te puedes imaginar, estaba muy decepcionada, así que decidí no seguir con esa persona y que alguien más arreglara y terminara el trabajo. El día en que se suponía que debía comenzar la nueva persona, fui al banco, saqué unos cientos de dólares y luego corrí a Target porque mi hijo de casi 3 años quería una pistola de burbujas. Total, que se la compré y mi hijo se quedó feliz con ella. Estábamos en el coche a punto de dejar el estacionamiento de la tienda cuando me di cuenta de que no tenía mi bolso. ¿Puedes imaginar cómo se me aceleró el corazón en ese momento?  Regresé y ya había sido demasiado tarde. Mi bolso ya no estaba. Fui a la zona de seguridad del centro comercial y me dijeron que les habían entregado el bolso. En el momento en que me lo dieron, pude sentir lo ligero que estaba. El dinero ya no estaba, ni siquiera el cambio. Honestamente, no esperaba que alguien estuviera tan desesperado como para quedarse hasta con las monedas del cambio de mi bolso.

En ese momento, tuve dos opciones:  1) Sentirme mal conmigo misma y pensar: es el segundo día del año y ya tengo tan mala suerte. ¿Cómo será pues el resto del año? 2) O podría ver la situación de la mejor manera posible. Tal vez la persona que encontró mi bolso estaba realmente necesitada y todo sucedió porque se suponía que debía suceder. Podía verlo como si fuera una donación. Como puedes imaginar, elegí la segunda mentalidad porque me negué a A) personalizar lo que había sucedido y B) me negué a perder mi felicidad por algo sobre lo que no tenía control. A veces en la vida, tenemos que centrarnos en los aspectos positivos que podemos encontrar con el propósito de seguir adelante con nuestras vidas. A todos nos pasan cosas malas … no solo a las personas buenas sino a todos. Tendemos a actuar como si lo supiéramos todo, pero la realidad es que no lo sabemos y, aún con lo que sabemos, puede haber un plan superior en funcionamiento del que no tengamos conocimiento. Especialmente cuando no tenemos control sobre una mala situación que ya sucedió, todo lo que podemos hacer es aceptarla, conectarnos con nuestras necesidades emocionales en ese momento, si crees en Dios, conecta después con ese poder superior y, en última instancia, haz lo que tengas que hacer para seguir adelante. Normalmente, esto implica adoptar la mejor actitud posible dada la situación. Para mí, si esto es lo que se necesita, que así sea.

Espero que esta pequeña historia que viví te ayude a sentirte más fuerte ante una mala experiencia que hayas experimentado.

 

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