Muy bien, Sasha, gracias por tomarte el tiempo de compartir tus historias y perspectivas con nosotros hoy. ¿Hubo algún momento en tu carrera que haya alterado significativamente tu trayectoria? Si es así, nos encantaría conocer la historia de fondo.

Mi momento decisivo está relacionado con el trauma repetitivo que experimenté.

Como sobreviviente de un trauma, había sufrido abuso físico y sexual y la desaparición de mis padres. A pesar de todo eso, había perseverado lo mejor que pude en la vida. Considerando todo lo que había vivido, pensaba que lo estaba haciendo bien.

Con el tiempo, encontré a mi padre. Me explicó que mi madre le había dado la espalda a su familia para estar con otro hombre. Aunque no me gustó lo que me dijo, me concentré en el hecho de que, al menos, ahora tenía un padre. Durante 10 años, aprecié mi nueva relación con mi padre. Me sentí bien al sentirme finalmente parte de ese grupo. Incluso lo perdoné por las cosas que otros no podían perdonar.

Un día, un familiar me reveló la devastadora verdad: mi padre había asesinado a mi madre y se había hecho la víctima todo el tiempo. En ese momento, todo me pareció demasiado. Me sentí totalmente destrozada. El peso de todo aquello era demasiado para mí. Ya había vivido tantas cosas que parecía que la vida era solo una experiencia llena de dolor.

En poco tiempo, sufrí una variedad de dolencias físicas y emocionales. Estaba plagada de ansiedad, migrañas severas y un dolor debilitante en el cuello y los hombros, lo que me impedía mover el cuello. Mi cabello comenzó a caerse. Las primeras líneas en mi frente aparecieron en esa época.

Desesperada por encontrar alivio, recurrí a la terapia tradicional, pero no me ofreció mucho consuelo. En mi peor momento, estaba dispuesta a probar cualquier cosa. Fue entonces cuando le di una oportunidad a la hipnoterapia, a pesar de mi escepticismo. Sin nada que perder, me lancé de lleno.

La hipnoterapia fue un punto de inflexión. A diferencia de la terapia de conversación, la hipnoterapia me ayudó a generar cambios que antes no había podido generar. Descubrí que el trabajo profundo y subconsciente es una clave poderosa para lograr una transformación que cambie la vida.

Ese momento decisivo me dio esperanza, no solo para mí, sino para cualquier otra persona que lucha por sanar un trauma. Con el tiempo, me di cuenta de que todo lo que había pasado tenía un propósito. Me preparó para el trabajo que hago ahora, ayudando a otros a superar su pasado y crear el futuro que merecen.

Desde entonces, nunca miré atrás.